13.3.07

El grande Luis Franco

Juan Nadie

Nació y vivió en una tierra poblada de allendes
donde los todopoderosos malvivientes
se atrincheraban detrás de mostradores, púlpitos,
bufetes, entorchados, bancos y latifundios,
y donde los obligados a alquilar sus manos o su frente
vivían con el alma a media asta o entre los dientes.

Juan Nadie no conoció más juguetes que las herramientas.
No tuvo tiempo para el alfabeto, el psortíbulo o la iglesia.
Sus días no conocieron auroras ni sus semanas domingos.
Ni tuvo deudas, pues nadie le fió un hueso ni un pito.
Si laguna vez la vida pareció sonreírle al pasar
fue el cabrilleo del agua sobre el lomo del caimán.
Cuando le faltaba trabajo y le sobraba frío, desde luego
que el perfil de la muerte se le inscrustaba en los sueños.

Sobrevivió treinta y tres años sin quejarse, zafó la vez aquella
en que le condecoró el pecho una bala rompehuelgas.

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