24.1.07

Catamarca emerge en Turismo… pero falta inversión

Los lectores de diarios viejos, aquellos fanáticos que podrían ser capaces de ir a la Biblioteca y disfrutar de los editoriales y las cartas al director de los diarios de principios del siglo XX (recuerde que estamos en el XXI), pueden gozar de los interesantes comentarios acerca de las posibilidades de desarrollo de Catamarca, que increíblemente también le deparan los medios actuales. Aclaremos que no se trata de una locura, simplemente pareciera que los temas no han cambiado demasiado.
Si puede leer el diario El Ambato, de 1920, coincidirá quizás con la opinión del redactor acerca de lo importante que es generar inversiones con la gran riqueza minera de la provincia y “los hermosos paisajes y la hospitalidad de nuestra gente que nos hacen pensar en que el Turismo puede generar empleo y desarrollo para nuestra bendita tierra provinciana”. Gente visionaria que no contaba todavía con que el Turismo llegaría en nuestros tiempos a generar más divisas que la carne y los cereales, pero que en Catamarca los comprovincianos todavía no se animan a impulsar la actividad atendiendo a los números favorables a la inversión.
Siempre el turismo fue una de las grandes esperanzas de crecimiento de la provincia. Solo los que han recorrido cada rincón de la misma y han tomado contacto con los que nos visitan saben de la bendición que cada centímetro testimonia en nuestra geografía, acervo cultural, hospitalidad y todo lo que atrae no una sino muchas veces a los que buscan un lugar para comunicarse de otro modo con la naturaleza y las costumbres de un pueblo.
Hace unos cuantos años que los gobiernos provinciales declamaban que la actividad era Política de Estado, se entendía por ello la asignación de partidas presupuestarias adecuadas para la promoción de la provincia y la generación de inversión privada, la priorización de obras públicas que tengan que ver con la infraestructura y regulación de normas y posibilidades que generen seguridad al visitante y calidad de las prestaciones.
Pero fue solo hace unos pocos años que Turismo se convirtió en Secretaría de Estado, es decir, solo bajo el mandato del gobernador, en la mesa de los Ministros y con voz y voto en la planificación político gubernamental. Este ya era un gran anuncio, pero había que esperar si los resultados de las políticas se llevaban a cabo con la eficacia que se esperaba, para lograr el viejo sueño del editorialista de El Ambato.
Más allá de lo que cada uno de los lectores pueda opinar sobre la actual gestión de la Secretaría de Turismo, que periodísticamente merece notas aparte, los números estadísticos del último semestre de la provincia no dejan de generar sorpresa y entusiasmo. En septiembre se anunciaba el quiebre de la estacionalidad, cuando se lograba una ocupación hotelera superior al 75% de las posibilidades de plaza, hecho confirmado por Raúl Kottler, presidente de la Asociación de Bares, Hoteles y Restaurantes, hoy por hoy la única referente de la actividad privada del sector. Pero las cifras de Noviembre, mes que incluyó varios eventos de magnitud, rebasó lo previsto alcanzando el 95% de ocupación.
Alguien dirá, con justa razón, que la plaza hotelera no es significativa y por lo tanto los porcentajes no se traducen en grandes números de personas visitando la provincia. Pero también es justo decir que la cantidad de camas, ha crecido casi el 50% en dos años, fruto de la implementación de los créditos FondeTur que generó en casi todos los departamentos de la provincia, que pequeños emprendedores mejorarán su ya tradicional hospitalidad o se animaran a construir en sus terrenos hostales y habitaciones para la creciente demanda de personas en busca de alojamiento.
En este marco, lo único que no cambió fue la iniciativa de las grandes empresas de Catamarca, siempre dedicadas a hacer negocios especialmente a través de la venta de insumos al estado provincial. Ahora que la demanda de los turistas es cada vez mayor, que se organizan eventos que provocan un creciente conocimiento de la provincia en los mercados más importantes del país, que se generó una participación promocional en ferias nacionales e internacionales y que las agencias de viajes mayorístas del país, vinculadas a otras del mundo entero, solicitan y reclaman cada vez mayor oferta de servicios desde la provincia, se abre un tiempo de espera que mengue el peor déficit hoy por hoy de la actividad: la inversión.Se abre un tiempo de posibilidades plenas, pero que no se llamen a engaño los que esperan que Catamarca se convierta de un día para el otro en Salta, Córdoba o Mar del Plata (esperemos que no sea así en la medida del tremendo impacto ambiental y cultural no deseable que podría genera el ingreso masivo de turistas). Es esperable que la tendencia se mantenga y que sean los propios catamarqueños los que inviertan, generen negocios, sean redituables y logren generar empleo genuino, al amparo de la gran perspectiva nacional y provincial del Turismo, para que se cumpla el viejo sueño del editorialista del diario El Ambato, que por cierto, fue abundantemente plagiado cada cinco años hasta el presente.


publicado en revista A.D.N. edición Diciembre 2006

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